viernes, 13 de julio de 2007

ATRAPADA

(Fragmento)

Mi historia no es una historia normal. Tampoco lo es la historia de nadie que yo conozca.
La verdad no importa mucho qué es lo que hago, o si lo que hago tiene que ver con lo que soñaba hacer cuando era pequeña. Tampoco importa mucho de dónde vengo, pues las cosas que me pasaron, me pasaron porque yo soy yo y punto. A ustedes les queda creerme o no. Y si no me creen, por lo menos aprendan las lecciones que yo aprendí.
En la historia hay un chico. Bueno, está bien; ya sé que siempre hay un chico. Pero éste no solamente es el chico. Se llama Diego. El hombre. El único. El que siempre fue. Del que nunca debí desviar mis ojos. Uno en un millón. Diego, Diego, Diego… y al decirlo de nuevo su nombre comienza a perder el significado; parece no decir nada; parece disolverse como azúcar en una taza de té. Comienzo mi relato sabiendo que lo volveré a perder, como ya lo he perdido muchas veces y de muchas formas.
Y es que Diego viajará a Europa este verano para hacer un doctorado en algo de lo que ya se me olvidó el nombre. Y yo no estoy en sus planes inmediatos. Estoy totalmente fuera de control, estoy tan fuera de mí que no me es posible alegrarme por su superación personal. ¡Al diablo con su superación personal! ¡Yo lo quiero a mi lado!

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