(Fragmento)
Los charquitos de agua que a cada paso iba dejando, dibujaban siluetas sin sentido, como sin sentido le había ido pareciendo todo últimamente a su alrededor. Todo hasta que Teresa Farelli lo había llamado. Se había enrollado alrededor de la cintura una toalla de color verde musgo y se iba secando el cabello enérgicamente a medida que caminaba de la ducha hacia el televisor. Comenzó el acostumbrado zapping. Alguien había cometido un atentando terrorista en España y las víctimas se contaban por miles. Otro barco se disponía a transportar desechos nucleares dentro del mar territorial de alguna nacioncita sin importancia. La presentadora del noticiero matutino se había hecho unos reflejos azules. El canal 50 y sus manchones de piel y fluidos.
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